jueves, 28 de octubre de 2010

HALLOWEEN DE LAS MADRES...potentes brujas y chamanas

El 30 de abril celebramos el Halloween en el hemisferio sur porque es la época del año estacional intermedia entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Época en que el Sol desciende y pasa por su muerte estacional antes de renacer en el solsticio de invierno del 21 de junio.
Halloween es un nombre ancestral de la tradición femenina europea, una celebración precristiana que se remonta épocas muy antiguas y que fue -y sigue siendo- una fiesta de brujas, sacerdotisas, sanadoras y chamanas que desafiaban la conciencia de las personas y de la comunidad expresando un poder sagrado femenino de cambio y renacimiento cíclico. También, un necesario recordatorio de las brujas y chamanas, europeas y precolombinas se resistieron a la opresión del género femenino y de sus comunidades por parte de la religión patriarcal. Un homenaje a las nueve millones mujeres y brujas que murieron en las hogueras de la inquisición cristiana.
El Halloween celebra el poder sagrado femenino como así también a los muertos ya que vida y muerte (la natural y estacional) forman parte del mismo ciclo de vida de la Diosa Creadora. Honrar a la Diosa como la Parca de la Muerte y el Renacimiento les permitió a muchos pueblos originarios tener una percepción más integral de la muerte estacional y de la muerte física (natural), como así también sancionar la muerte violenta y a los asesinos a través de las Tres Erinias o Furias, la Diosa en su aspecto justiciero que persigue a los criminales, abusadores, violadores y depredadores de la vida (ver en esta misma sección de Espiritualidad Femenina “Las Tres Erinias contra los violadores, abusadores y asesinos”).
La celebración de los Muertos “Vivos” está asociada al Halloween y otras fiestas similares de pueblos originarios, porque en esta época el velo que separa los mundos es más fino y los familiares y ancestros vuelven a la comunidad y visitan a los vivos, trayendo mensajes, dones, revelaciones, guiando e instruyendo.
Para los pueblos precristianos e indígenas los muertos están vivos; perviven en el Otro Mundo, en otra dimensión de la existencia y de la creación, a veces, identificado con las cavernas y el Mundo Subterráneo o la isla de los Aventurados. La muerte física es sólo una puerta, un rito de pasaje de esta vida a la otra.
La visita de los Muertos Vivos durante el Halloween también es una manera de recordar, honrar y mantener la memoria de un pueblo y su tradición ancestral para asegurar la continuidad de los que están en esta vida y de las generaciones futuras.
Hécate, la diosa de las Encrucijadas y de las brujas y chamanas de la Antigua Europa no es otra que uno de los rostros de la ancestral Diosa como Anciana Sabia, desafiante y reveladora, cuyo poder lunar, profético, sanador y transformador prevalece sobre la conciencia solar para que las personas vivencien un proceso de muerte y renacimiento a fin de que las ideas, prácticas y formas de vida no se vuelvan rígidas y opresivas.
La Diosa del Halloween obliga a las personas, sociedades y culturas a confrontar en esta época del año a sus propias sombras, transformarlas e integrarlas para que no se conviertan en fuerzas depredadoras y destructivas.

Rondas rituales de las Madres de la Plaza
En Argentina tenemos una importante tradición femenina iniciada por las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo que se reunieron por primera vez un día de Halloween, un 30 de abril de 1977, para traer del olvido, la desaparición y la muerte violenta a sus hijas e hijos secuestrados por la dictadura militar.
No podía ser de otra manera si pensamos que los ciclos estacionales de tradición sagrada femenina suelen sincronizarse de manera intuitiva y profunda con la energías de las mujeres cuando se reúnen con un propósito crucial .
Ese 30 de abril, aún cuando las Madres no supieran del Halloween en el sur se dio esta sincronicidad que va más allá de la cultura e ideologías de cada época. Como marco de fondo, la Pachamama y lo sagrado femenino seguían siendo celebradas por las mujeres indígenas de distintas étnias que mantenían vivas sus tradiciones a pesar de la presión evangelizadora de la Iglesia y el desprecio de los herederos del blanco conquistador.
A partir de aquel Halloween, ellas comenzaron a unirse y a marchar en grupo por la plaza, alrededor de la pirámide de Mayo portando los nombres de sus seres queridos bordados en el pañuelo blanco y exponiendo sus fotos para hacerlos presentes y en su nombre reclamar verdad y justicia por haber sido despojados de la muerte natural y imponiéndoles una muerte torturante y violenta.
Las Madres se transformaron en potentes brujas y chamanas modernas al desafiar a los dictadores y a toda una comunidad con la energía y presencia de los desaparecidos, creando un ritual de muertos y de vivos ante el cual fue imposible mantenerse indiferentes.
Redimensionaron el rol materno que hoy es modelo para otras mujeres y madres que viven la violencia, el maltrato, la discriminación o la muerte violenta e injusta de sus familiares en distintas partes del mundo. Esta maternidad desafiante, profética, de la justicia y de la memoria nos recuerda los atributos de la Gran Madre como Triple Diosa en muchas tradiciones ancestrales.
Y como la Anciana Sabia de la tradición matrística precristiana, las Madres también se convirtieron en sabias Abuelas iniciadoras de sus nietos desaparecidos y reencontrados devolviéndoles la identidad, haciéndolos transitar por un rito de iniciación a una nueva conciencia.

La Diosa de la Plaza
Las rondas de las Madres en torno a pirámide de Mayo con la imagen de La República en su cúspide también es otra emanación de lo sagrado femenino ancestral. Un ritual de brujas reactualizado cada jueves, el día de la titana Themis, la diosa de la Justicia de la semana sagrada precristiana.
Reunirse, danzar o marchar en círculo en torno a un centro sagrado es una práctica muy antigua que aún conservan muchos pueblos originarios como sucede en el ritual de la Pachamama o el Nguillatún mapuche.
En sus rondas rituales las Madres concentraron y a la vez movilizaron la energía y la conciencia en torno a la imagen de esa diosa República sin subordinarse a los poderes político, económico y religioso implicados en la muerte violenta de sus muertos vivos.
La pirámide orienta sus cuatro lados hacia los cuatro puntos cardinales, las cuatro esquinas que en rituales indígenas y de brujas se invocan en cada ritual.
La imagen sigue el modelo Atenea, la diosa protectora de la ciudad, que fue recreada por la Revolución Francesa y tomada por las repúblicas latinoamericanas, como la Matria que habita el territorio, país y ciudad, portando una lanza indígena y el escudo protectores. Lleva un pecho descubierto simbolizando la nutrición y sustento de la Madre Tierra y de las mujeres, y un gorro frigio, antiguo símbolo de gobierno que se remonta a la gran diosa Cibeles de Frigia, la que gobernaba en Anatolia (la tierra de muchas madres) en sociedades de orientación matrísticas y cuyos varones cogobernaban con las mujeres y sacerdotisas de la Diosa.
Además, la más antigua Atenea no era la hija nacida de la cabeza del guerrero Zeus, sino que procede de pueblos pregriegos, representando a la Justicia y a la Sabiduría, una emanación de su madre la titana Metis, “la Astuta” y de la diosa creadora Eurínome.
El escudo argentino que porta la imagen también es un mandala que expresa las energías, valores y poderes de la tierra y/o país en que esta Diosa Soberanía o Matria habita y gobierna, como un modelo de vida y convivencia social, política y espiritual.
La escultura de esta diosa República en la pirámide de Mayo, elaborada por el escultor francés Doubourdieu, mira hacia la Casa de Gobierno desde la plaza pública donde se reúne el pueblo y no al revés, ya que el poder ancestral de la Diosa está en la comunidad y en las rondas rituales de las Madres.
Su mirada también se dirige hacia el este, la dirección de la Virgen Creadora, la joven diosa que se pertenece a sí misma y que trae la nueva vida cuando el sol renacido del solsticio de invierno emerge sobre el río. El blanco es su color sagrado, como el pañuelo de las Madres con forma triangular vaginal por donde ellas dieron vida a sus hijas e hijos.
Cada vez que miro la imagen de la República percibo que en ella las Madres y Abuelas han concentrado la energía transformadora de la vida, la muerte y el renacimiento para proyectarla, de manera sabia y desafiante, hacia los que gobiernan y repartirlo con cada ronda ritual a toda la comunidad.
Cada mujer necesita celebrar de manera personal o grupal su Halloween el 30 de abril en le hemisferio sur cuando la energía y la conciencia femenina pulsa por salir y expresarse para frenar situaciones violentas y depredadoras, utilizando el poder transformador de la Diosa Bruja que habita su cuerpo y conciencia, su propio territorio o país.

Ese día recodamos especialmente a Azucena Villaflor, la madre que convocó a sus compañeras aquel 30 de abril, detenida-desaparecida por la dictadura y a las demás Madres que ya traspasaron la puerta a la otra vida reencontrándose con sus hijas e hijos.

Tomado de la web http://www.agendadelasmujeres.com.ar/ y escrito por Analía Bernardo